Susan Perrow, cuentacuentos, formadora de maestros, consultora y educadora de padres
Tengo 64 años. Soy australiana. He trabajado en el Gobierno australiano para utilizar el cuento como herramienta terapéutica. Casada, tres hijos y siete nietos. Formo parte de un partido político que promueve las energías renovables. Todos poseemos una chispa divina y estamos aquí para desarrollarla
¿Cuál ha sido el cuento más importante en su vida. El que la transformó?
Una noche le conté a mi hijo mayor, Kieren, que tenía entonces siete años, un cuento tradicional inglés, Los brownies.
¿De qué trata?
De un padre que había perdido a su esposa y estaba siempre malhumorado. El hijo le preguntó a su abuela por qué su padre se había olvidado de sonreír, y ella le explicó que los brownies, unos duendecillos, ya no acudían a su casa a hacer las tareas domésticas.
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La historia es larga, pero la cuestión es que el niño del cuento acaba entendiendo que él debe hacer la tarea de los brownies, así que mientras su padre duerme limpia la casa.
¿Por qué ese cuento cambió su vida?
Durante dos semanas Kieren se levantó muy temprano y limpió la casa mientras yo dormía.
¿Gruñía usted?
Me acababa de divorciar, probablemente yo era esa madre que se había olvidado de sonreír. A raíz de ese acontecimiento, hace 32 años, me tomé en serio los cuentos y les dediqué la vida.
¿Qué ha descubierto?
Los cuentos hablan directamente a la imaginación de los niños, les abren mundos y tienen el poder de sanar sus heridas, miedos y malos comportamientos; los incentivan y los educan. ¿Sabe qué le dijo Einstein a una madre que le pidió consejo para potenciar la mente matemática de su hijo?
“Si quiere que sea más inteligente, cuéntele cuentos a su hijo”.
...Cuando ella insistió en lo de las matemáticas, Einstein añadió: “...Y cuéntele más cuentos si quiere que sea sabio”. Si yo le hubiera dicho a mi hijo “mamá va muy cansada y debes ayudarla”, ¿cree que habría funcionado?
No.
Para los niños el mundo imaginativo y espiritual puede ser tan real como el físico y cotidiano, y cruzan ese puente continuamente.
¿Hay cuentos para cada situación?
La experiencia me lo ha demostrado, como cuando una madre me pidió ayuda para destetar a su hijo de tres años. Inventé el cuento de un koala ya crecidito al que su madre ya no podía cargar en la espalda. El niño siguió pidiendo el cuento, lo fue asimilando, y dejó de mamar.
Increíble.
El cuento se asienta en la cabeza del niño, se convierte en parte de él. Alguien le preguntó a uno de mis hijos a sus seis años por qué le gustaban los cuentos. Él respondió: “Porque piensan sobre lo que yo pienso”.
Hay cuentos luminosos en toda cultura.
Sí, y también podemos aprender a crearlos para combatir la mentira, avaricia, timidez, rabia, envidia..., no hay comportamiento que un buen cuento no pueda iluminar y transformar.
Los adolescentes ya no quieren cuentos.
No quieren sermones, hay que ser sutil para que la historia les alcance, pero yo he visto como el poder de un cuento conseguía que una chica que no quería salir de casa con su silla de ruedas acababa identificándose con una historia y aceptando su situación.
Un simple cuento ¿puede cambiar nuestra actitud ante la vida?
Sí, y proponernos nuevos caminos. Cuando mi hijo pequeño tenía cinco años sorprendió a los mayores hablando de la falsedad de Papá Noel, y decidí inventar un cuento.
¿Cuál era su mensaje?
Que Papá Noel es un espíritu generoso que entra en los niños cuando son lo bastante mayores para ser capaces de construir sus propios regalos. A mis dos hijos mayores les inspiró tanto que inventaron cantidad de regalos para amigos y parientes que envolvieron y pusieron bajo el árbol.
¿También existen cuentos para curar el alma de los adultos?
Imparto seminarios en todo el mundo enseñando a los adultos a crear cuentos sanadores, y la barrera con la que me encuentro para desarrollar su pensamiento imaginativo es el escepticismo, pero los resultados son evidentes...
Consiguió que la Narración de Cuentos fuera asignatura universitaria.
El Gobierno canadiense está invirtiendo mucho esfuerzo en tratar de establecer un currículo educativo que pone el cuento en el centro del día a día de las clases.
¿Para cualquier asignatura?
Sí, el cuento ayuda a crear una conexión imaginativa con la asignatura aumentando la posibilidad de que el niño se entusiasme con el tema.
¿Qué cuento le ha ayudado a usted?
Cuando estábamos en Kenia impartiendo un curso en la Universidad de Nairobi, mi segundo marido y yo fuimos secuestrados por siete hombres armados. Nos ataron y nos llevaron a un lugar donde había otras personas secuestradas, algunas mujeres habían sido violadas.
Un mal trago…
Sobrevivimos de milagro, pero quedamos totalmente traumatizados. Rescindí el contrato y volvimos a Australia. Acudí entonces a un seminario de una famosa cuentacuentos norteamericana, Nancy Mellon, que al ver mis cuentos llamó a su editor inglés.
...Y se hizo famosa.
Los cuentos suelen partir de una situación de desequilibrio y a través de un viaje se llega a una situación de equilibrio. La situación más traumática de mi vida me llevó a lanzar mi carrera.
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