Glosario para tiempos de posverdad educativa
Jesús Rogero
Jesús Rogero
Cuando se atraviesa la superficie de algunos
eslóganes y se analiza su verdadero significado, se hace patente hasta qué
punto se están pervirtiendo ideas fundamentales.
En la actualidad proliferan
políticas educativas que profundizan en la desigualdad, la segregación, la
inequidad y la exclusión de buena parte del alumnado. Estas políticas vienen
acompañadas de un discurso hegemónico tejido a base de eufemismos, posverdades
y mentiras. Esta neolenguamonopoliza el debate educativo y domina
el pensamiento para legitimar intereses que nada tienen que ver con el derecho
a la educación. Este artículo pretende provocar la reflexión sobre esta
amalgama de conceptos. Para ello, ofrecemos un glosario sobre qué esconden,
desde nuestro punto de vista, algunos de estos eslóganes:
Autonomía de los centros. Conjunto
de decisiones que la administración deja en manos de los directores. Lejos de
dotar de autonomía a los centros, lo que verdaderamente se produce es la
concentración del poder en la dirección, la eliminación de la participación del
resto de la comunidad educativa, un excesivo papeleo y el sometimiento del
proyecto educativo al control permanente por parte de la administración. Para
nosotros, autonomía de centro es la que hace posible mantener un proyecto
educativo y convivencial propio, democrático y adaptado a la realidad del
alumnado.
Centro bilingüe en inglés. Centro
educativo en el que algunas materias se imparten en inglés. Supone la falsa
promesa de que el éxito escolar pasa, fundamentalmente, por conocer este
idioma. En el actual modelo bilingüe de la Comunidad de Madrid se vulnera el
derecho a la educación de parte del alumnado, pues solo sobrevive aquel que
tiene un contexto familiar privilegiado y/o que puede pagarse apoyos
extraescolares que le permitan no quedarse atrás. Además, conlleva la ruptura
del principio de comprensividad, por el que la educación
obligatoria debe fundamentarse en un programa unificado de aprendizaje. Desde
nuestro punto de vista, urge apostar por modelos alternativos que permitan
aprender idiomas a todo el alumnado, y que no sirvan como excusa para la
exclusión ni como obstáculo para otros aprendizajes.
Centros de educación especial.
Centros educativos que acogen al alumnado segregado de los centros ordinarios
por su diversidad funcional. No confundir estos centros, como hizo el consejero de Educación de la Comunidad de Madrid, con
aquellos que desarrollan una educación inclusiva. La mayoría de los centros
de educación especial realizan un excelente trabajo con su alumnado.
Ello no es óbice para afirmar que su presencia refleja el fracaso del sistema
educativo para garantizar el derecho de todo el alumnado a la educación
inclusiva, un objetivo al que España se comprometió con su ratificación de
la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en 2008.
Una verdadera educación
inclusiva requiere que los centros y aulas acojan toda la diversidad
del alumnado sin exclusión alguna y que cada niño/a cuente con los recursos
necesarios para desarrollar al máximo sus capacidades.
Convivencia escolar. En la
actualidad predomina un concepto reactivo de convivencia, que se centra en el
acoso y que suele limitarse a la prescripción de sanciones. El discurso
mayoritario no considera la convivencia como un objetivo educativo, sino como
el mantenimiento del orden para hacer posible la excelencia de unos pocos. Se
persigue, en última instancia, excluir a los que no se adaptan para que no
perjudiquen a los que sí lo hacen.
Generalmente, esta idea hegemónica
de convivencia escolar se centra solo en un tipo de violencia
y oculta aquella que implica someter al alumnado y al profesorado a los
principios neoliberales de la competitividad, la obediencia y el éxito individual,
y que naturaliza y legitima la exclusión del diferente, las desigualdades
sociales, la precariedad, la inequidad educativa y la pasividad ante las
injusticias.
Cultura del esfuerzo.
Eslogan que promete que, si el alumno se esfuerza, tendrá éxito en la escuela
y, después, en el mundo laboral; en cambio, si fracasa y no encuentra un
trabajo a la altura de sus expectativas, el alumno será el único responsable
porque no se habrá esforzado lo suficiente. Esta idea sirve como coartada para
justificar los elevados e injustos niveles de repetición en nuestras escuelas e
institutos, y también suele utilizarse como excusa para justificar metodologías
docentes autoritarias y excluyentes. Estamos convencidos de que el esfuerzo,
para que sea educativo, implica fomentar la responsabilidad, la exigencia y el
rigor en los estudiantes, a partir de una cultura escolar que promueva la
pasión por aprender y el disfrute por el conocimiento adquirido y por el
desarrollo personal.
Emprendimiento. Idea
que implica interiorizar que es necesario convertirse en empresarios de uno
mismo, tomar iniciativas, proponer proyectos y ser creativos, con el único fin
de mejorar la posición propia frente a la de los demás. Así se asume,
íntimamente, que la trayectoria vital es responsabilidad exclusiva de uno mismo
y que el triunfo en la vida pasa por el materialismo y por la competitividad.
Es un concepto particularmente eficaz para ocultar que hay grandes
desigualdades de partida y que, en un sistema competitivo, los más fuertes
destruyen a los más débiles. No debe confundirse la idea del emprendimiento con
fomentar la iniciativa, la auto-exigencia, la auto-crítica, la creatividad y la
responsabilidad del alumno como valores fundamentales.
Excelencia. Eufemismo
por el que se legitima que se otorguen más recursos educativos a los
estudiantes que menos los necesitan. La palabra excelencia es
utilizada con frecuencia para justificar políticas educativas de inequidad.
Innovación educativa. Cuando
se habla de innovación educativa, en muchos casos se quiere decir que hay que
adaptar la pedagogía a las demandas de los clientes-padres-empresas y no al
servicio del derecho a una educación de calidad para toda la infancia. La innovación
educativa sirve para referirse, indistintamente, a metodologías
docentes novedosas y a metodologías que llevan aplicándose más de un siglo. Eso
sí, todo aliñado con muchas TICs y mucho inglés. Desde nuestro punto de vista,
transformar la educación requiere no sólo innovaciones técnicas y parciales,
sino una revisión a fondo del modelo educativo y apostar en el sentido de los
procesos emancipatorios de las personas. Ello exige incorporar metodologías
verdaderamente inclusivas, que respeten los diferentes ritmos de aprendizaje y
con dotación suficiente de medios para garantizar su eficacia.
Libertad de elección. Políticas
educativas que potencian que los centros, públicos y privados, compitan por
atraer como cliente al alumnado más favorecido socio-económicamente. Así es
como los centros seleccionan y excluyen a parte del alumnado y/o como las
familias “eligen” centro en función de sus recursos económicos, de su capital
cultural, de la diversidad funcional de sus hijos o de su sexo. La libertad
de elección implica dos falsas premisas: primero, que es positivo que
las familias rivalicen para que sus hijos/as acudan a determinados colegios; y
segundo, que todas las familias tienen las mismas oportunidades de elegir.
Generalmente, la libertad de elección favorece la segregación,
la exclusión educativa, la desigualdad, protege intereses privados (de las
empresas y de la Iglesia) y empeora la calidad educativa. Este eslogan
pervierte la idea de libertad. La verdadera libertad educativa implicaría que
toda la infancia tuviera la posibilidad de acceder a un centro de la máxima
calidad en su entorno.
Pacto educativo. Proceso
socio-político a través del cual se pretenden legitimar y apuntalar las
políticas educativas más conservadoras: la privatización (una escuela pública
subsidiaria respecto a la privada), la exclusión, el poder del empresariado y
de la Iglesia en la educación, y una orientación obsesiva del sistema hacia el
mercado y no hacia la construcción de una ciudadanía crítica, responsable y
solidaria. Por el momento, el pacto educativo y el aparataje
mediático que le rodea están sirviendo de manera eficaz para aparcar problemas
acuciantes de la educación y para seguir desarrollando las políticas plasmadas
en una ley que fue impuesta sin diálogo alguno. Un pacto social y educativo
implica, entre otras cosas, voluntad política de diálogo, transparencia,
apertura al debate, protagonismo de la sociedad, flexibilidad y medios para
hacerlo efectivo.
Pruebas externas. Examen
gestionado por agentes (frecuentemente, privados) desconocedores de la
situación y progreso educativo del alumnado en un contexto determinado. Con
frecuencia, los resultados de estas pruebas son utilizados para hacer rankings que,
al ser conocidos solo por las familias con más capital cultural, potencian la
segregación escolar, la exclusión educativa y estigmatizan a los centros. Las pruebas
externas son, en la actualidad, un freno para la mejora educativa y un
despilfarro de recursos; es necesario sustituirlas por evaluaciones de
diagnóstico (rigurosas y sin la publicación de resultados por centro)
que sirvan a la administración, a los investigadores y a los centros para
identificar problemas, diseñar soluciones y distribuir los recursos bajo
principios de equidad.
Rendición de cuentas. Procesos
burocráticos propios del sector privado por los que se controla que los
componentes del sistema educativo no se desvían de las pautas dictadas desde la
administración. De manera llamativa, la idea derendición de cuentas se
aplica exclusivamente a los centros educativos, pero no al sistema en su
conjunto. Esta idea es particularmente eficaz para trasladar la responsabilidad
de los problemas a los docentes y para soslayar la escasez e injusta
distribución de recursos y las diferencias en la composición del alumnado de
los centros. Una verdadera rendición de cuentas implicaría
analizar en qué medida el sistema garantiza el derecho a una educación de
calidad a todo el alumnado y contribuye a construir una sociedad más
responsable, cívica, igualitaria y cohesionada.
Somos
conscientes de que este glosario podría ser más amplio y es susceptible de
discusión y matizaciones. En cualquier caso, cuando se atraviesa la superficie
de algunos eslóganes y se analiza su verdadero significado, se hace patente
hasta qué punto se están pervirtiendo ideas fundamentales. No nos están
arrebatando solo la esencia del derecho a la educación, sino también el sentido
de las palabras. Recuperémoslas.
Font:
El
Diari de l’Educació
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