La
alta literatura es gimnasia para el cerebro
La escritura
literaria estimula las áreas cerebrales implicadas en la emoción social y la
empatía. La novela popular y el ensayo no lo
hacen.
JAVIER SAMPEDRO Madrid
3 OCT 2013 - 19:57 CETEl trabajo que Science
publica este jueves hace diana en el epicentro de la más profunda cuestión en
la estética literaria. ¿Por qué El código Da Vinci de Dan Brown puntúa
menos que El americano impasible de Graham Greene en ese concurso para
ascender al parnaso? ¿En qué sentido es Arturo Pérez Reverte menos literario
que Javier Marías? ¿Por qué discutieron Carlos Ruiz Zafón y Antonio Muñoz
Molina? Pues bien, he aquí una respuesta: mirad al cerebro. Leer ficción
literaria recluta las áreas cerebrales implicadas en la emoción social: las que
distinguen una sonrisa sincera de una falsa, detectan si alguien se siente
incómodo o evalúan las necesidades emocionales de familiares y amigos. La
ficción popular (como las novelas de espías o de amor y lujo) no lo hace, y la
estantería de no ficción tampoco lo consigue.
Las lecturas literarias también son únicas
en que estimulan la teoría de la mente, la facultad de ponerse en la
piel del otro. La razón, según publican en Science los científicos de la
Nueva Escuela de Investigación Social en Nueva York, es que la alta
literatura nos obliga a expandir nuestro conocimiento de las vidas de otros, y
a percibir el mundo desde varios puntos de vista simultáneos.
Los resultados de los científicos de Nueva York
ofrecen, seguramente por primera vez en la historia de la crítica literaria, un
criterio objetivo para cuantificar “el valor de las artes y la literatura”,
como dice su institución. La Nueva Escuela de Investigación Social se
fundó en 1919 con el espíritu de promover la libertad académica, la tolerancia
y la experimentación. Publicar una investigación en Science es
seguramente una culminación de ese programa. Su trabajo muestra que “leer
ficción literaria estimula un conjunto de capacidades y procesos de pensamiento
fundamentales para las relaciones sociales complejas, y para las sociedades
funcionales”.
El psicólogo Emanuele Castano y su estudiante de
doctorado David Comer Kidd han consultado a críticos e historiadores de la
literatura para dividir el espectro continuo y diverso de la expresión
literaria en solo tres categorías: ficción literaria, ficción popular y
no-ficción.
Los voluntarios —siempre los hay en las
investigaciones de psicología experimental, y suelen ser estudiantes de
psicología sedientos de créditos— leyeron textos de esos tres géneros y se
sometieron a todo tipo de mediciones perpetradas por Kidd y Castano. Los
psicólogos estaban interesados sobre todo en su teoría de la mente, la
habilidad de adivinar los pensamientos de otros, sus intenciones y emociones
más ocultas. Este ejercicio de adivinación es algo que todos practicamos
continuamente, de un modo más o menos consciente, pero unas personas lo hacen
mejor que otras.
Una de estas pruebas es leer la mente en los ojos.
Los participantes miran a fotografías de actores en blanco y negro y tienen que
adivinar la emoción que están expresando. ¿Fácil? Pues seguro que hay alguien
que lo hace mejor que usted. Otra prueba se llama el test de Yoni, y
trata de medir a la vez las habilidades de percepción cognitiva y emocional de
los voluntarios. “Hemos usado diversas medidas de la teoría de la mente”, dicen
Kidd y Castano, “para asegurarnos de que los efectos que vemos no son
específicos de un tipo de medida, y acumular evidencias convergentes para
nuestra hipótesis”.
En los cinco tipos de experimento, los psicólogos
de Nueva York han comprobado que los voluntarios que fueron asignados (al azar)
a leer los textos más literarios puntuaron más alto en las medidas de la teoría
de la mente que los que leyeron ficción popular o ensayo. Estos dos últimos
géneros, por cierto, puntuaron igual de mal en esas pruebas.
“A diferencia de la ficción popular”, concluyen los
autores, “la ficción literaria requiere una implicación intelectual y un
pensamiento creativo de sus lectores”. Así que ya lo saben: lean bien, queridos
lectores.
Reading Literary
Fiction Improves Theory of Mind
·
David Comer Kidd and
·
Emanuele Castano
Science 1239918Published
online 3 October 2013 [DOI:10.1126/science.1239918]
...Mind
10.1126/science.1239918 David Comer Kidd Emanuele Castano The New School for
Social Research, 80 Fifth Avenue, New York...10.1016/j.cortex.2009.04.008
19501818 9 E. Castano, in The Oxford Handbook of Personality and Social
Psychology...
·
Published Online October 3 2013
Science DOI: 10.1126/science.1239918
• REPORT
Reading Literary Fiction Improves Theory of
Mind La lectura de la ficción literaria mejora
la Teoria de la Mente (ToM).
+
Author Affiliations
.
The New School for Social Research, 80
Fifth Avenue, New York, NY 10011, USA.
.
↵*Corresponding
author. E-mail: kiddd305@newschool.edu (D.C.K.); castanoe@newschool.edu (E.C.)
• ABSTRACT
Understanding others’ mental states is a
crucial skill that enables the complex social relationships that characterize
human societies. Yet little research has investigated what fosters this skill,
which is known as Theory of Mind (ToM), in adults. We present five experiments
showing that reading literary fiction led to better performance on tests of
affective ToM (experiments 1 to 5) and cognitive ToM (experiments 4 and 5)
compared with reading nonfiction (experiments 1), popular fiction (experiments
2 to 5), or nothing at all (experiments 2 and 5). Specifically, these results
show that reading literary fiction temporarily enhances ToM. More broadly, they
suggest that ToM may be influenced by engagement with works of art.
Received
for publication 1 May 2013.
Accepted
for publication 18 September 2013.
La comprensión de otros estados mentales es
una habilidad que permite las complejas relaciones sociales que caracterizan a
las sociedades humanas. Sin embargo pocas veces se ha investigado qué fomenta
esta habilidad, que se reconoce como Teoría de la Mente (ToM) en adultos.
Presentamos cinco experimentos que muestran la lectura de ficción literaria
cómo el mejor camino para un mejor
resultado con las pruebas de “ToM afectivo “(experimentos 1 a 5) y “ToM cognitivo” (experimentos 4 y 5) en
comparación con la lectura de ficción (experimetos 1), ficción popular
(experimentos 4:58), o nada en absoluto (experimentos 2 y 5). Especificamente
estos resultados demuestran que leer ficción literaria temporalmente mejora la
ToM. En términos más generales, sugieren que ToM puede estar influenciado por
el compromiso en obras de arte.
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